Lo cierto es que cada vez nos volvemos más exigentes a la hora de elegir un producto ya sea para nuestro hogar o negocio y cada vez son más aquellos que realizan catas de productos especializados como por ejemplo; el jamón de bellota 100% ibérico.
Y es que una cata no es simplemente comer algo de jamón, se trata de un proceso en el que se evaluarán algo más que las características organolépticas, importante el aspecto visual, empezando por unas extremidades estilizadas para lo que buscaremos una estructura anatómica de cerdo ibérico, de caña fina y alargada. Para los más observadores, la pezuña dice mucho de la vida del cerdo y de su forma de crianza.(desgastada e irregular).
Tras el rastro de un buen curado
El jamón de bellota 100% ibérico siempre se descubre por su intenso aroma, que también se aprecia antes de empezar a cortar.
Al tocarlo, sobre la zona donde concentra más grasa, presionando suavemente con el pulgar, deberíamos notar que se hunde sin dificultad.
Ya entrando al corte,llegamos a la fase visual: Magro color rojo intenso, lonchas brillantes, nivel de infiltración de grasa blanca sobre todo en la parte central del corte, asociado a la vida del cerdo en montanera, tanto al consumo de bellotas como a las caminatas que se da por la dehesa, su paraíso natural, para conseguirlas.
Otro punto importante es la aparición de cristales de tirosina, unos puntitos blancos de aminoácidos asociados a una óptima curación del jamón.
Sabor inconfundible
Al fin llega el momento de degustar el producto, donde debemos comprobar tanto la textura como el sabor en las siguientes fases:
Fase táctil: Suavidad en la loncha, deslizante y untuosa, suave en las fibras.
Fase olfativa: Aroma intenso y persistente con notas percibidas de avellanas y nueces.
Fase gustativa: Sabor intenso a jamón curado, recuerdo de avellana y nueces, jugoso y sabroso. Punto de sal equilibrado, curación adecuada y persistencia del sabor una vez degustado (UMAMI)
Se recomienda que su consumo se realice en un rango de temperaturas limitado entre 20 y 23 grados
Por último, un buen jamón ibérico, como un 100% ibérico Julián Martín, se distingue por su aroma a curado, garantía de un producto único.